Dos jóvenes estudiantes llamadas Eva y Elena compartían piso junto a la universidad de Castilla la Mancha. Llevaban vidas un poco dispares, pero se aguantaban sin problemas, porque mientras que Elena era una chica aplicada y estudiosa, su amiga Eva era algo más alocada y no perdonaba ni una fiesta.
- ¡Hoy no me esperes levantada, pequeña! - dijo Eva
- ¿Y eso? - dijo Elena. - Tía, la semana que viene tenemos examen... No deberías salir tanto...
- Ya, pero... ¡¡He quedado!! ¿Te acuerdas del chico del que te estuve hablando el otro día? ¡Pues he quedado hoy con él!
Ya de madrugada, la joven regresó a su casita con la intención de coger algo de ropa y el pijama, ya que la noche con su nuevo amor no había hecho nada más que empezar. Como su Elena ya estaba dormida, Eva entró a oscuras en la habitación, cogió todo lo que necesitaba y se volvió a ir con su amor a seguir disfrutando la noche, la madrugada y el desayuno. Al día siguiente, cuando Eva regresó, se encuentró un coche de la policía en la puerta. Al principio, no le dio importancia, pero cuando subió las escaleras, y se fue haciendo paso entre los cotillas, llegó a su puerta y vio un cordón policial.
- Perdone, pero no puede pasar. - dijo un policía.
- ¿Qué? ¿Cómo? Pe... Pero si es mi casa... - acertó a decir Eva. - ¿Qué ha pasado?
Asustada, entró corriendo sin que los policías pudieran detenerla. Mientras los policías la sujetan e intentan sacarla de la casa, Eva se giró hacia la habitación y vio el cuerpo de su compañera muerta sobre la cama, y sangre por todos los lados.
Gritó asustada, mientras la policía cerraba la puerta de la habitación, y vio que había algo en el espejo de la entrada, un mensaje escrito con un pintalabios rojo que pertenecía a Eva que decía
- ¡Hoy no me esperes levantada, pequeña! - dijo Eva
- ¿Y eso? - dijo Elena. - Tía, la semana que viene tenemos examen... No deberías salir tanto...
- Ya, pero... ¡¡He quedado!! ¿Te acuerdas del chico del que te estuve hablando el otro día? ¡Pues he quedado hoy con él!
Ya de madrugada, la joven regresó a su casita con la intención de coger algo de ropa y el pijama, ya que la noche con su nuevo amor no había hecho nada más que empezar. Como su Elena ya estaba dormida, Eva entró a oscuras en la habitación, cogió todo lo que necesitaba y se volvió a ir con su amor a seguir disfrutando la noche, la madrugada y el desayuno. Al día siguiente, cuando Eva regresó, se encuentró un coche de la policía en la puerta. Al principio, no le dio importancia, pero cuando subió las escaleras, y se fue haciendo paso entre los cotillas, llegó a su puerta y vio un cordón policial.- Perdone, pero no puede pasar. - dijo un policía.
- ¿Qué? ¿Cómo? Pe... Pero si es mi casa... - acertó a decir Eva. - ¿Qué ha pasado?
Asustada, entró corriendo sin que los policías pudieran detenerla. Mientras los policías la sujetan e intentan sacarla de la casa, Eva se giró hacia la habitación y vio el cuerpo de su compañera muerta sobre la cama, y sangre por todos los lados.
Gritó asustada, mientras la policía cerraba la puerta de la habitación, y vio que había algo en el espejo de la entrada, un mensaje escrito con un pintalabios rojo que pertenecía a Eva que decía
“SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ”
La policía sacó a Eva de allí y le explicó con calma lo sucedido, aunque ella poco a poco fue atando cabos: un psicópata bastante agresivo entró en la casa aquella noche, y al ver a su compañera, la mató. Segundos después, y con el asesino todavía dentro, fue cuando llegó Eva. El ladrón se escondió para no ser visto, porque en caso de haber sido descubierto o de que la chica descubriera el cadáver de su amiga, habría tenido que matarla a ella también, y le dejó ése recuerdo para siempre. La chica acabó en un centro psiquiátrico con fuertes ataques de ansiedad y paranoia.
Leyenda urbana, al fin y al cabo, e historia interesante para acojonar un poco en esas noches de miedo... Analizando a fondo las versiones, en otras, se nos habla de un número mayor de compañeras de piso y siempre femeninas, pero con el mismo resultado, hay una que se queda y que es la que muere, y una que vuelve y es la que se salva. El psicópata puede pasar de simple ladrón a violador o un demente escapado de un manicomio cercano. También es importante analizar el modus operandi del ladrón al escribir en el espejo. La cosa tiene más miga de lo que parece:
Primero, porque no hay nada que asuste más que una amenaza o frase de ese estilo.
Segundo, porque encima ésta haya sido hecha con alguna de tus pertenencias.
Tercero, que el color escogido sea el rojo, por lo de la sangre.
Y cuarto, encima verte reflejado junto al texto, como si tú mismo fueses un fantasma que se ha aparecido.
Primero, porque no hay nada que asuste más que una amenaza o frase de ese estilo.
Segundo, porque encima ésta haya sido hecha con alguna de tus pertenencias.
Tercero, que el color escogido sea el rojo, por lo de la sangre.
Y cuarto, encima verte reflejado junto al texto, como si tú mismo fueses un fantasma que se ha aparecido.
Normalmente, todas las leyendas urbanas tienen un trasfondo de aprendizaje, con una moraleja sobre algo que debemos o no debemos de hacer, sobretodo en muchas de miedo. Sin embargo, en ésta, no está clara cual es la moraleja a sacar. Porque quien muere es quien se queda estudiando y la que vive es justamente la que ha decidido vivir la vida. ¿Cuál es la recomendación? ¿Qué no estudiemos tanto y que salgamos más? Bueno, por tal de no morir, habrá que hacerlo, ¿no?
la verdad que da mucho miedo ojala nunca me pase eso a mi o que yo lo vea ´´QUE SUSTO´´
ResponderEliminarGracias por el comentario compañer@ ;)
ResponderEliminarNo te preocupes, que no creo que te pase nunca, jeje, que son sólo leyendas urbanas... Aunque, eso sí, a mí cuando me contaban algunas como las de "si repites tres veces delante de un espejo por la noche y con una vela en nombre de Verónica (en EEUU es Mary Worth, o Bloody Mary) se te aparecerá y te matará!", esa noche no pegaba ojo del miedo que tenía!