NUNCA OCURRE NADA BUENO DESPUÉS DE LAS DOS DE LA MAÑANA

Confieso (y agradezco) que empecé a ver en su día Cómo Conocí a Vuestra Madre bajo la recomendación de mi amigo Coke y de amigo Chus, y desde entonces (hace ya un par de añitos) se convirtió en una de mis series de cabecera, y desde Expediente Villa hacemos más que un repaso a la serie, un repaso particular a uno de sus capítulos al que tengo cierto cariño.

Cómo Conocí a Vuestra Madre (o How I met your Mother) nos narra las peripecias de Ted Mosby (Josh Radnor), un joven arquitecto que busca a la mujer de su vida, y bajo esa premisa, les cuenta a sus hijos la historia de cómo conoce a su madre... que seguimos sin saber quién es! Y junto a él veremos toda esa etapa de su vida junto a sus amigos: Barney, Marshall, Lilly, y Robin, su primer amor conocido en la serie... pero de la que inmediatamente sabremos que es "tía Robin", y no "vuestra madre".

Esta divertida comedia me lleva entreteniendo desde hace un par de años, y es una de mis series elegidas para compartir esas largas noches de estudios, prácticas o chanchullos variados que hago (ya que no me cogieron en la URJC para el doctorado... por lo menos vivo a costa de ellos con mis chanchullos!), y por muchos motivos, uno de mis capítulos preferidos, si bien no es un capítulo "divertido", es aquel de la primera temporada titulado

"Nunca ocurre nada bueno después de las dos de la mañana"

Os ponemos en antecedentes: qué harías si tu novia no está, y tu amiga y antiguo amor te llama pasadas las dos de la madrugada para ir a su casa? Harías lo mismo que Ted, seguramente: meter la pata y salir corriendo a su casa...

Ted y Victoria... Nunca ocurre nada bueno...

Así se presenta el capítulo. Mientras Ted espera la llamada de su novia Victoria, con la que no está seguro de querer mantener una relación a distancia, recibe otra llamada, la de Robin, que le propone ir a "hacer zumo" a las dos de la madrugada. Por el camino, mantiene una conversación en su cabeza con Victoria, sobre lo que debería o no debería hacer, y lo que va a hacer con Robin: mentirla y decirle que ya ha roto con Victoria. Como de costumbre, nunca pasa nada bueno después de las dos de la mañana, y mientras él está en el baño dispuesto a llamar a Victoria para dejarla, se da cuenta de que aquel teléfono móvil no es el suyo, sino el de Robin. Casualmente, Victoria ha llamado y Robin ha contestado... Cagada... Al final, Ted nos cuenta cómo aquella noche consiguió hacer daño a dos personas a las que quería a la vez, porque "nunca ocurre nada bueno después de las dos de la mañana".

Y por qué le tengo un especial cariño a este capítulo. Porque muchas veces habremos estado en situaciones similares... Cuántas hostias literales y figuradas nos hemos llevado pensando que algo bueno podría pasar después de las dos de la mañana? Cuántas veces hemos pensado que aquella noche sería la noche (como diría Dexter), y al final hemos vuelto a casa diciendo "su puta madre... si lo sé, ni salgo". Cuántas expectativas nos han recorrido el cuerpo a partir de esa hora, para luego ver que nunca pasa nada bueno después de las dos de la mañana?

Se acercan las dos de la mañana... ¡Vete a casa!

Personalmente, creo que es todo lo contrario... Eso, o es mi particular forma de tratar de buscar siempre el lado positivo a todo, incluso de las historias más surrealistas y absurdas, como por ejemplo, encontrarte a las cuatro de la madrugada dando vueltas tú solo por Gran Vía, intentando llegar a tu coche, después de ni siquiera haber conseguido hablar con la persona que te gusta, y todo ello mientras esquivas botellines de cerveza que vuelan, y a una patrulla de la policía que está cargando contra los gilipollas lanzadores de botellas... Y no hace mucho le recordaba a mi buena amiga Maika como hace nueve años lo que se suponía que debía de ser una noche de confesiones románticas con ella se convirtió en un completo desastre de lo más absurdo, con idas y venidas de un lado a otro, y con el que te terminas partiendo el culo de cómo fue el desarrollo de la noche... porque más caótico no pudo ser!!! Y muchas de las mejores conversaciones que he tenido, han ocurrido en torno a esa hora. Sobretodo, muchas confesiones nocturnas bajo la luz de la luna, aunque me encontrase en mi casa y cierta personilla en la suya y estuviésemos hablando gracias a Internet, y con momentos en los que aunque cinco minutos antes me tuviese a punto de sacarme de quicio, luego siempre terminan con una sonrisa...
Es más, si es que incluso he tenido acojonantes y desternillantes "gabinetes de crisis" durante exámenes y prácticas, como es el encontrarte a las cinco y media de la madrugada diciendo:

- Yo ya tengo casi mi parte. ¿A ti qué te queda?

- Bastante.

- Bueno, no pasa nada... Mañana en la asociación lo juntamos todo, lo terminamos y en una hora voy haciendo yo el powerpoint... ¿A qué hora quedamos?

- A las nueve

- Vale, no vamos a dormir una puta mierda...

Y llegar al día siguiente, aparecer a las diez de la mañana (un servidor, el señor Bastande, y el señor Fontanero) con la mitad del trabajo, no tener ni tiempo para el powerpoint, y recoger las fotocopias un minuto antes de empezar la presentación... Eso, y las voces que pegaba nuestro profesor de Proyectos es lo que mejor recuerdo de la asignatura...

Así que, amigos, no os engañéis, porque a partir de las dos de la madrugada, pueden pasar cosas buenas, no lo olvidéis!